sábado, 15 de agosto de 2009

Finale piojoso

"Queridos Piojosos, fans, seguidores: Queremos informarles que a partir del próximo show del 30 de mayo de 2009 en River Plate, la banda entrará en un parate. Después de veinte años de carrera y constante crecimiento, algunos pesares y muchas grandes alegrías, giras mágicas y esforzados discos, un intenso desgaste nos obliga a parar nuevamente (como en 2005). Este impasse no tiene plazos ni condiciones. Los Piojos no se separan. Tampoco sabemos cuando volverán a reunirse…”

De esta manera, comienza la carta encargada de anunciar el freno por tiempo indeterminado de una de las bandas más importantes del rock argento.
Veinte años antes, un grupo de amigos del Palomar se juntaban a zapar canciones de los Stone y hacer algún picadito. Grabando algunas canciones y tocando en boliches del Oeste del conurbano bonaerense, se fueron haciendo cada vez más conocidos debido a la fusión del rock con el candombe rioplatense y el tango. Cuentan que al primer recital fueron 65 personas, piojosos pioneros que en veinte años se multiplicaron por mil.

A principios de los 90, el Rock Nacional comenzaba una nueva etapa. Y en ésta, los jóvenes que habían absorbido el jugo de Los Redondos y Sumo, comenzaban a crear las bandas que dieron surgimiento al denominado Rock Barrial.
El apoyo de los integrantes de Los Redondos y la participación de Skay Beilinson en algunos recitales fueron un puntapié decisivo para el impulso de la manada liderada por Ciro. Y de esta manera, en 1992, llegaron a la grabación de Chactuchac, el primer disco. “Estoy así, tan triste… somos fantasmas peleándole al viento”. En el medio, canciones que no tenían noción de lo exitosas que serían: “Tan Solo”, “Los Mocosos”, la versión de “Yira, Yira” y “Cruel” son claros ejemplos de esto.
Comenzaron las giras por algunas ciudades y por la Costa Atlántica. Con camisetas de fútbol el frontman se plantaba en cada escenario demostrando su baile, recolectando piojosos por todo el país.

Corría el año 1994, y mientras los argentinos dormíamos en la comodidad del 1 a 1, aparece un video de rock furioso con el objetivo de despertarnos. “Cae Babilonia” cantaba Ciro como un profeta, vestido de obispo al mejor estilo Habemus Rock. De fondo, imágenes de las peores catástrofes de la historia del siglo, mezcladas con escenas de “fulbito” en el potrero. Y con la explosión del final del tema, nacía "Ay, ay, ay", la segunda oportunidad de la banda para exponer su particular estilo. “Fue el primer trabajo con Alfredo Toth, nos imprimió dosis de trabajo en el sentido de que nosotros decíamos “ya está, vamos a grabar”, y nos dimos cuenta de que faltaba bastante. Nos hizo ensayar un mes con cuatro horas fuertes por día, para ir puliendo los temas, y para trabajar sobre estructuras de canciones que no podíamos resolver. Por ejemplo “Ay ay ay” duraba como diez minutos… y nos parecía corta.”
El resultado de este trabajo fue un compilado de enérgicos rockanroles (“Arco”, “Babilonia”, “Pistolas”, “Ximenita”, “Fumigator”, “Es Sentir”, “Te diría”) y pegadizas baladas (“Angelito”, “Ando Ganas”, “Muy Despacito”), demostrando de esta manera, la ductilidad de su obra.

El tiempo pasaba y cada vez eran más los seguidores que se iban sumando a la movida piojosa. Ayudando con pedidos en las radios, las pintadas de los trapos, la recomendación de boca en boca, la secada de bocha a los amigos para que se copen con la banda, los grafitis en las paredes del barrio, las remeras con las frases que todos desconocen, la asistencia perfecta en cada una de las fechas sea donde sea, (y todo por $2). Todo aquel que alguna vez siguió a un grupo desde sus comienzos coincidirá en que ésta es la mejor etapa del fanático. Etapa donde uno la siente de su exclusiva propiedad, y a la vez, con la obligación de hacerla masiva.

Y esto es lo que sucedió. Con un sentimiento de ambigüedad, mezcla de celos y alegría, los primeros piojosos celebraron la llegada de Tercer Arco, la placa que los catapultó a la popularidad.
“Esquina libertad, envido y truco del tiempo…”. Así comenzaba esta nueva placa, llena de éxitos que no paraban de sonar en todos lados. Un verdadero gol de media cancha, pero no de casualidad, apuntando al ángulo, prestando atención en cada detalle. Era el año 1996, y en los boliches argentinos se podía ver a todos los jóvenes coreando “El Farolito” o “Verano del `92”. Los chicos caminaban por las calles, con sus walkman, al ritmo de “Taxi Boy”. Las chicas sufrían por amor con canciones como “Todo Pasa” o “Gris”. Y por si fuera poco “Maradó”, el mejor de todos los temas dedicados al 10. (¿O preferís el de Rodrigo?)
Cinco Obras, dos Ferro, 10.000 personas en el Microestadio de Racing, 7.000 en Parque Sarmiento, Doble platino y record de ventas, videos en el Top Ten de Mtv, “Farolito” sonando primero en el ranking de todas las radios, una verdadera “Revolución Piojosa”.

Llegó 1998, y Los Piojos estaban acostumbrándose al reconocimiento y a la fama. Con un hachazo en el ojo, el piojo se hizo guerrero, y trajo bajo el brazo el cuarto trabajo discográfico de la banda: Azul un disco que les permitió crear, sin la presión de buscar el hit (suficiente con los del disco anterior). Con sólo cuatro meses de preparación y la participación del Rifle Pandolfi (pariente de palo, ex Vélez, actual Actitud Sospechosa), esta placa tiene un espíritu mucho más rioplatense que las anteriores (“El Balneario de los Dres. Crotos”, “Olvidate (Ya vez)”, “Murguita”, “Desde Lejos No Se Ve”, “Go Negro Go”, “Buenos Tiempos”), regalando temas de fogón (“Agua”, “Y que más”, “Quemado”) y potentes canciones rockeras como “Genius” y “El rey del blues”. El cd cierra con “Finale”, tema con el que termina cada show, con Ciro leyendo los trapos piojosos de todo el país. También hay que recordar que Azul fue remasterizado en Nueva York, comenzando una etapa internacional, lo que les permitió tocar en México y Estados Unidos.

Los recitales seguían amotinando fanáticos, y cada fecha era una ceremonia colmada de procesiones. Peregrinos asistían a un rito sin sacrificios, a una misa mística, reveladora y apasionante. A un verdadero Ritual, que quedó plasmado en un disco en vivo grabado en Obras, durantes tres rockeras noches de Mayo de 1999. Se celebraban 10 años de historia piojosa y hasta el Diego estuvo ahí, para colgar sus botines en el pie del micrófono. Para la ocasión, el piojo de la tapa estaba lookeado con una máscara, inspirada en las utilizadas en el norte argentino para las festividades de la Pacha-Mama.

El nuevo milenio comenzaba, y tranquilos por no haber sufrido los apocalípticos presagios de fin de siglo, los argentinos no teníamos idea de que lo peor estaba por venir. Mientras tanto, el percusionista de la banda, Daniel Buira, decide dejar la agrupación para formar La Chilinga. Superando esto, Los Piojos alquilan una quinta para instalarse a preparar su séptimo disco. Y a ese paisaje verde, lo transforman en un infierno musical. Por eso, y “porque talvez el infierno sea verde” (según Ciro) llega, con un piojo gritando a más no poder, Verde Paisaje del Infierno, para muchos, el mejor disco de la banda.
Primer disco independiente, grabado en Farolito Récords y con la incorporación en la percusión de Roger Cardero. Producido artísticamente por Ciro, y por el gran Ricardo Mollo en guitarras.
En todas las radios sonaba “Vine Hasta Aquí”. “Ruleta” la rompía con el video que terminaba con los dados formando el piojito. Este gran álbum parió temas como “María y José”, “Luz de marfil” y “Fijate” (cantado por Mickie), clásicos que nunca más faltaron en los rituales. Y no hay que olvidar “Morella”, un auténtico himno piojoso.

Siguieron los shows, y siguieron rompiendo sus récords: metieron 30.000 personas en la cancha de Atlanta y 35.000 en la de Huracán. Las primeras ediciones del Cosquín Rock, y giras por Estados Unidos. Cuatro Luna Park repletos e inolvidables con invitados de la talla de León Gieco, Pappo y los hermanos Mollo. Gira por el interior del país (Bahía blanca, La Pampa, Mendoza, La Plata, etc.), sumando a miles en cada lugar, culminando en Rosario con 10.000 fanáticos. Como resultado de esto, surgió su segundo disco en vivo: Huracanes en Luna Plateada. Un compilado de caravanas piojosas en la que se puede disfrutar el calor y la fiesta de cada fecha. Y de tanta joda, el piojo quedo cadavérico, y tatuado en miles de fans.

El tiempo pasaba y la gente esperaba un disco. Finalizaba el 2003 cuando los músicos culminaron su obra. Después del rojo, el azul y el verde, llegó el turno del naranja, el color elegido para tunear la máquina. Una máquina de rock, sudor y sangre que se pone en marcha con el riff inconfundible de “Fantasma”.
Máquina de Sangre llegaba lleno de hits y rocanroles de una calidad increíble. Al piojo también lo tunearon y quedó cibernético. “Como Alí” nos seco la cabeza de tanto sonar, y los chetos enloquecían en los boliches sin saber qué estaban cantando. El mundo era piojoso, no había un rolinga sin la mochila con el logo y los flequillos se multiplicaban por doquier.
El disco fue presentado en el Monumental el 20 de Diciembre de 2003, transformando a Los Piojos en la banda más convocante de la actualidad: 73.000 personas disfrutaron del rito. Y por si fuera poco, llenaron dos veces la cancha de Vélez sumando 90.000 seguidores, y 55.000 en La Plata.

La máquina parecía imparable, pero frenó en 2005 cuando Ciro tuvo que operarse las rodillas. Y corrieron los primeros rumores de separación.
Con un show cargado de expectativas, decidieron volver en Santa Fe, donde se convocaron seguidores de todo el país para celebrar el regreso. Después de llenar dos veces el Estadio de Boca Jrs., cumplieron el sueño de ser teloneros de los Rolling Stones en los dos espectáculos que brindaron a comienzos del 2006 en el Estadio de River Plate. La suma de estos conciertos tuvo como resultado que la banda de Palomar llegue a la pantalla grande de la mano de sus dos DVD´s: “Fantasmas Peleándole al Viento” y “Desde Lejos No Se Ve”.
Después de encerrarse durante los primeros meses del 2007 en los estudios El Farolito, Los Piojos salieron a la calle (tocando por la cuidad arriba de un camión) a presentar Civilización, un disco maduro y compacto, lleno de grandes melodías y letras comprometidas. “Tu mente es tu arma,… yo te llamo a la acción, un soldado que lucha con la imaginación. Que la fisura sea, cuando hay que fisurar.”
Vendiendo 80.000 unidades y transformando “Pacífico” en el tema del año, Los Piojos lograron tocar un techo que trajo como consecuencia la retirada de Pity Fernandez (actualmente en La Franela) y comenzaron nuevamente los rumores de separación.
Con la incorporación de Juanchi Bisio, la banda siguió tocando, presentando el nuevo disco en España, cerrando los festivales de Cosquín Rock y Quilmes Rock. Hasta que un día apareció una carta en la página oficial, destinada a los fanáticos, agradeciendo por los veinte años de fidelidad incondicional, anunciando un show en River para el 30 de Mayo y notificando un impasse por tiempo indeterminado... Cosas de la civilización.

“Queremos decirles a todos que el espíritu piojoso seguirá vivo. Eso ustedes quizá lo sepan mejor que nosotros. Cada tatuaje seguirá llevándonos adonde vaya.
Lo que no queremos es especular. Queremos hacer música y arte. Y como alguna vez dijo una canción, "si vos querés estar libre, si querés alto volar, que haya un hachazo en tu ojo, pero una flor en tu ojal".Un abrazo de veinte años, enorme, con todo el corazón. Gracias y hasta la próxima.
Los Piojos.-

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